sin nada que hacer //libre//

estaba sola de costumbre, decidí pasármela bien, pero, por una extraña razón me llamo mucho estar en la fabrica que ha estado abandonada desde que llegue aquí, decidí meterme y explorarla, era normal de que se escucharan ruidos de ves en cuando, en fin era vieja y abandonada, decidí sentarme en una parte de la fabrica, en donde había una ventana, o mejor dicho residuos de esta
después de todo no es tan malo
eso lo había dicho en vos alta ya que estaba pensando mientras veía el paisaje, pensaba en mi viejo amigo de que le habrá pasado, pero creo que tenia que distraer mi mente ya con otra cosa

Llegue a la fabrica abandonada, me parecía un lugar muy curioso, cuando entre vi a una chica, estaba sentada encima de unos residuos de una ventana, me acerque sigilosamente y le dije -si te sientas ahí te clavaras los cristales-

voltie ya que una persona me havia hablado, era una chica de pelo negro y largo, me dijo de que no pusiera aqui ya que me clavaria los vidrios, la verdad eso no me interesaba, supe que era un angel caido como yo, me pregunto porque es asi, si a nosotros los angeles caidos, no nos interesa
saves, eso es lo de menos, a mi me da lo mismo, de hecho seria un lujo que asi fuera, pero dudo que algo me pase, dime, quien eres y que haces aqui, no me digas que por ser un angel caido te gusta estar por estos lugares, por que no te creere
fui algo dura con ella, pero en fin asi es mi forma de ser, que podia hacer no cambiaria mi forma de ser con nadie..

Me di cuenta que la chica era una ángel, bruscamente me pregunto quien era y que hacia aquí, no parecía muy simpática pero creo que ningún ángel caído lo era
Bueno la verdad a mi tampoco me importa si te haces daño o no aunque por lo que veo no te afectan, me llamo Zatsune, y tu?
a y a tu pregunta de por que estoy aquí no tengo porque contestarla

si no te interesara entonces no vendrías a decirme que hacer y sobre todo en esto que yo quise hacer, por que yo ya savia de que corría con ese riesgo pero aun así me senté en este lugar, y mi nombre es Yukiko, y entiendo la razón que no quieras responder, pero de todos modos a mi me vale lo que hagas con tu vida
me levante de mi lugar mientras decía esas palabras y me le quede mirando fijamente y mi mirada era fría, sin sentimiento alguno, lo que mas quería estar sola, estar separada de la gente que son como yo, pero no todo en esta vida se puede

Infiltrado, eso es lo que era. Algunas veces solía irme al reino Yami para ver como iba mi familia. Aunque me odiasen, y lo más probable es que si me presentase en mi casa de nuevo, me matarían, pero da igual, estoy acostumbrado a que quieran matarme. Con mi pantera a mi lado, me colé entre las sombras del reino, llegando a mi casa, mirando desde un árbol. Era... raro, verlos, pero bueno, la menos me hizo sonreir. Echaba de menos a mi hermana Vierna.

Ya era hora de irse, por desgracia. Me fui rápido y sigilosamente. La pantera estaba alerta, y yo también, así que no había problema (por ahora). Para volver a mi reino, debía ir por los sitios más inospitos de este reino, en las cuales entra la fábrica derruida.

Llegue y mi pantera bajo las oreja y gruño levemente, indicio de que hay gente desconocida ahí dentro. Me colé y... eran dos jóvenes. Iba a irme velozmente, pero sin querer rompí la ventana en la que me apoyaba (era viejo y frágil) y me precipité hacía dentro. No era una caída muy grande, pero me hice daño al caer. Caí rodando, para amortiguar el golpe, pero mi espalda dolía tanto que no podía ponerme recto, solo curvado.

Entonces, Guehnwyvar me vigilo, se mantuvo oculta por si acaso debía hacer una emboscada para salvarme. Mientras tanto, yo miraba a las dos jovenes con mis ojos lilas, con mi pelo blanco por encima de mi cara, y la capa verdosa cubriendo mi armdura. Cuando me puse de pie, sin decir nada, mis manos ya estaban en los mangos de mis cimitarras; enfundadas, pero listo para matar.

Entonces, silencio, y los mire. Mi altura de 165 cm no intimidaba, pero bueno, tendría que intentar incitarles que no me hiciera nada porque soy poderoso... A ver que pasa. -... ...-

antes de que Zatsune pudiera decir algo, se escucho un ruido, saque mis alas negras y mire a Zatsune, como dándole a entender que fuéramos a ver que había sido eso, agite mis alas dando un fuerte viento hacia la persona que había hecho tal cosa, hice aparecer mi espada, ya que esto no seria nada amigable después de todo...
haber, tu intruso, preséntate ahora mismo, y por favor procura que sea una presentación amigable, para mi gusto, y si intentas hacer algo estúpido, como al venir aquí, no te gustara mucho conocerme
mire a esa persona de una forma fría, con ganas de hacerle sufrir, en si, yo venia a pasármela bien. y llego primero Zatsune, diciendo cosas que no le importaban en lo mas mínimo, y para mi peor asunto, llego este tipejo, por su aroma, era un Híbrido, Demonio, y la otra raza jamas la había olido, así que sera muy difícil saber muy bien su raza, para poder saber sus debilidades...

[[OFF ROL: Contesto, porque... con vuestro perdon, no aguanto esperar tanto. Espero que me perdone, pero mientras no rolea, espero que podamos nosotros.]]

Me quedé de rodillas, mirando el suelo, con los dientes apretados. Intentaba olvidarme del dolor producido por la caída y centrarme en la persona que tenía enfrente. Me levante levemente con la ráfaga de viento, cayendo con una rodilla en el suelo y la otra doblada, casualmente con la cabeza agachada; podría aprovechar esta situación.

La levanté levemente la vista y pude observar que era un ángel de alas negras. Siempre me habían parecido unos seres hermosos, y esta no era una excepción. Solo que, como cualquier otro ser, no me atría ni me parecía guapa en el sentido de que me gusta. Solo es una ser esbelto, que descrita de forma objetiva, es hermosa. También tenía una espada, bien, lucha de espadachínes (y más).

Entonces, me fije con mis ojos lila sen la otra joven. A esta no la preste mucha atención dado que no se involucraba. Bien, volviendo a la otra. Me dijo unas cosas, y yo... pues obedecí. -Soy de la familia Daermon N'a'Shezbaermon, quienes habitan en el reino Yami.- Le dije de primeras, aún con la cabeza agachada, pero conferme oprimiía el dolor, me levantaba.

Entonces, la mire con una sonrisa burlona, desenfundado mis cimitarras mágicas y diciendo. -Soy Zacknafein Drizzt Do'Urden, del clan Hikari, Virtud nº 7: Diligencia, profesor de E.F en el colegio Arisu-ko y espadachín de las sombras, un placer.- Le dije poniendome en una pose defensiva. Era hora de que mi vida fuese algo más divertida. Por mucho que era una enemiga, yo le respetaba. Aunque técnicamente seamos del mismo clan, ella va a intentar matarme; pero yo no ha ella. Para mi, esto es una lucha por diversión.

Entonces, para no desvelar mis poderes, opte por solo utilizar las artes de la esgrima. Y tras ponerme con el brazo izquierdo extendido, con el arma apuntando hacia ella, y la otra por encima de mi cabeza, también apuntando hacía ella, alegué. -Y usted señorita?-

se presento como un caballero, dijo de que familia venia, su familia para mi era una burla, dijo su nombre y que era del clan Hikari, entonces que demonios hacia aquí, dijo que era una virtud, el numero 7 para ser exactos ser maestro de ese colegio que me provocaba asco, sonreí de lado ante su acción y de la forma de pedirme quien era yo
oh valla, mi nombre es Yukiko, mi apellido, los del clan hikari no se merecen saberlo, y yo soy un pecado nº 3, la Lujuria, y yo soy una estudiante de primero del colegio Kurai Yuri
mientras le decía mi gran presentación me fui acercando a el con una risa burlona en mis labios, mi espada aun estaba a un costado mio, lo daba vueltas como si no me importara si el me atacaba o no, empece a rodearlo y mirarlo de pies a cabeza, sin perder detalles, yo siendo la lujuria tendría que estudiar bien a mis victimas, sobre todos a los hombres y hacerlo caer en el pecado para que vallan al inframundo, y sobre todo a los de clan hikari, entre menos tenga gente con que defenderse aria que nuestro clan ganara esta guerra y que nuestro líder tenga mas poder de lo que tiene, principalmente para que obtenga lo que siempre ha querido...

La observaba a ella tanto como ella a mi; pero con distintas formas de mirar. Aunque mirabamos fijamente, analizando el enemigo, mirando si tenía alguna debilidad, o algún fallo en sus defensas, hay algo que no es igua. Las intenciones mías no eran de matar, simplemente estimilarla un poco, escarmentarla podría decirse, ella... me miraba de otra forma.

Algo incómodo por su forma de mirarme, no me moví. Solo movía los ojos, para verla a ella. Ahora pensaba en como atacar. Tenía todas las de perder contra un ataque veloz y preciso, pero no era mi objetivo. Entonces, mire a ver donde podría lanzar el golpe para que pudiese pararlo facilmente, aunque dar un indicio de que no soy moco de pavo.

Entonces, cuando se presentó, yo le conteste antes de nada. -Una honra conocerla señorita Yukiko, del colegio Kurai Yuri, angel de alas negras y pecadora de la lujuria.- Con la experiencia de un gran luchador, velozmente, justo cuando ella paso por delante mía, hice mi ataque. Sin esperar respuesta a sus palabras ni acciones, mis cimitarras volarón por los aires.

Vale, con esa explicación habréis pensado que salieron volando, no, es que lancé un ataque. Extendí con fuerza y rapidez mi brazo derecho, el que estaba sobre mi cabeza, en un movimiento circular. Este fue a parar en su espada, mientras con la otra hacía una estocada hacía su pierna izquierda. Sin saber si había acertado o no, retrocedí agilmente unos pasos, poniendome en la misma pose defensiva.

Entonces, alegué. -Te toca, Yuki.- Le dije, solo para picarla; esto era divertido.